Por: Amanda Díaz de Hoyo
En estos días tuve esa oportunidad agradable de probar un vino blanco elaborado con la cepa albillo. El vino Yunquera de 2012, refrescante, crujiente pero con tonalidades de frutas como el mangó pinta´o, ese que aún no está completamente hecho pero que me encanta, o los jobos, me pareció una grata alternativa a la variedad de vinos blancos que se consiguen en nuestros mercados. Yunquera, una de las etiquetas de la bodega Valduero de la Ribera del Duero, presenta un vino de una cepa un tanto misteriosa que se asocia, junto con la Benedicto,, como antepasados de la emblemática tempranillo.
La albillo blanca de Yunquera 2012 está llena de aromas florales y afrutados, tiene buena pinta para el clima tropical, y de hecho, destaca sabores que asociamos con las frutas de este lado del planeta, De buena apariencia, un tono intenso que parece a simple vista un chardonnay, pudiera confundirse con uno de estilo nuevo mundo.
Sin embargo, cuando el primer golpe de nariz transmite los aromas, te vas dando cuenta que hay algo más allá, que lo aleja de otros blancos. El albillo blanco tiene personalidad única, que muy bien se define con el terroir de dónde proviene compuesto mayormente de arcilla y piedra caliza, A esta variedad se conoce también con los nombres: Albillo Real y Albillo Mayor.
Para nosotros en los lugares cálidos tiene la ventaja de que se sirve fresco, y va con diferentes platos de la comida caribeña e incluso con las influencias asiáticas y peruanas que tanto han calado en la gastronomía internacional. Un ceviche, una ensalada de pulpo, carrucho o un chillo fresco iría bien con el vino Yunquera 2012. Si no es amante a los mariscos o es alérgico, va bien con aves al horno. Es un vino hecho para tomarse joven, nada de guarda. Es para disfrutarlo hasta con sushi y me atrevería a combinarlo con platos de la comida vegetariana, como unas empanadas de yugas rellenas de vegetales y ensalada de berros.